África es el tercer continente más grande del mundo por extensión territorial. Limita al norte con el mar mediterráneo, al oeste con el océano atlántico, al sur con la conjunción de los océanos Atlántico e Índico y al este con el mar Rojo y el océano Índico.
Aunque posee una superficie total de 30.272.922 Km2 (621.600 en masa insular), la cual representa el 20.4% del total terrestre, la población es de mil millones de habitantes, menos del 15%. El continente se organiza en 55 países, siendo todos ellos, miembros de la Unión Africana(UA).
Esta extensión y situación geográfica ha determinado la complejidad y diversidad del continente en el que habitan un número no inferior a mil millones de seres humanos. Los problemas políticos, económicos y sociales a los que los africanos se enfrentan son de diversa naturaleza y varían enormemente de unas regiones a otras.
Actualmente la Unión Africana se compone por 55 Estados Miembros, a saber: Angola, Argelia, Benín, Botsuana, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Cote d’Ivoire, Egipto, Eritrea, Etiopia, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Guinea, Kenia, Lesoto, Liberia, Libia, Madagascar, Malaui, Mali, Marruecos, Mauricio, Mauritania, Mozambique, Namibia, Níger, Nigeria, República Árabe Saharaui, República Centroafricana, República de Sudan, República del Congo, República Democrática del Congo, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Suazilandia, Sudáfrica, Sudán del Sur, Tanzania, Togo, Túnez, Uganda, Unión de Comoras, Yibuti, Zambia y Zimbabue.
El índice de natalidad ha sido tradicionalmente muy alto, aunque también lo ha sido la tasa de mortalidad infantil como escasa la esperanza de vida, debido a las insuficientes condiciones sanitarias y medioambientales que han favorecido la rápida expansión de epidemias y pandemias.
También el amplio fenómeno de la emigración de jóvenes, especialmente de las zonas del Norte y del África subsahariana, que tiende a reducir la mano de obra activa, tiene una gran importancia sobre la estructura poblacional africana y sobre la economía.
La escasez metropolitana (menos de 10 ciudades con un millón de habitantes), urbana con un índice de crecimiento sensiblemente mayor que la rural la creciente concentración, la distribución por edades (más adultos en el Norte y en el Sahara y más jóvenes en el África subsahariana) y por género (predominio numérico de varones al norte y de población femenina al sur de Sahara, aunque con notables excepciones).
De una distribución irregular de la población, ligada a la existencia o carencia de recursos naturales, derivan importantes consecuencias para entender el entorno de seguridad en el que viven los habitantes del continente. El despoblamiento de amplias zonas del Sahel junto a la ausencia de autoridad de los gobiernos centrales facilita la actividad de grupos terroristas y del crimen organizado.
Por otro lado, en aquellas áreas ricas en recursos naturales, en las cuales la concentración de población es mucho mayor, abundan actores no estatales que tratan de sacar provecho de los mismos ante la incapacidad de los gobiernos locales para imponer su autoridad.
Consideraciones históricas
Expertos e historiadores consideran que África es la cuna de la humanidad y de allí proceden las sucesivas especies de homínidos y antropoides que dieron lugar a los seres humanos. La teoría expone el origen del Homo sapiens hace cerca de 190.000 años para luego expandirse por el resto de los continentes. Según el Historiador griego Heródoto (484 a. C.), una expedición fenicia patrocinada por el faraón Necao II (616 a. C.) circunnavegó el continente africano por primera vez.
Los orígenes del tráfico comercial entre el oeste y el centro de África y la cuenca mediterránea se pierden en la prehistoria. Los primeros relatos históricos datan de la antigüedad y cuentan de los nómadas que organizaban el comercio entre Leptis Magna y el Chad.
Este comercio vivió su primer esplendor en el siglo I a. C. con el ascenso del Imperio Romano; sobre todo, se comerciaba con oro, esclavos, marfil y animales exóticos para los juegos de circo en Roma en intercambio de lujo de bienes de ese imperio. De hecho, es en esta época en la que se inicia el propio nombre de África.
El continente africano casi nunca era considerado una entidad· Por el contrario, se ponía el acento en todo lo que podía acreditar la idea de que habría existido una ruptura, desde siempre, entre un “África blanca” y un “África negra”, ignorantes la una de la otra.
Frecuentemente se presentaba al Sáhara como un espacio impenetrable que hacía imposibles las mezclas de etnias y de pueblos, de intercambios de bienes, de creencias, de costumbres y de ideas, entre sociedades constituidas a una y otra parte del desierto. Se trazaban fronteras herméticas entre las civilizaciones del antiguo Egipto y de Nubia, y ‘las de los pueblos subsaharianos.
Ciertamente, la historia de África al norte del Sáhara ha estado más tiempo vinculada a la de la cuenca mediterránea que la historia del África subsahariana, pero hoy día está ampliamente reconocido que las civilizaciones del continente africano, a través de la variedad de lenguas y culturas, forman, en grados diversos, las vertientes históricas de un conjunto de pueblos y de sociedades unidos por vínculos seculares.
Otro fenómeno ha perjudicado notablemente al estudio objetivo del pasado africano: se hace referencia a la aparición, con el tráfico negrero y la colonización, de estereotipos raciales generadores de desprecio y de incomprensión, y tan profundamente anclados que falsearon hasta los conceptos mismos de la historiografía.
La situación ha evolucionado mucho desde el final de la Segunda Guerra Mundial y, en particular, desde que los países de África, al haber accedido a la independencia, participan activamente en la vida de la comunidad internacional y en los cambios mutuos que son su razón de ser.
Cada vez mayor número de historiadores se han esforzado en abordar el estudio de África con más rigor, objetividad y amplitud de espíritu, utilizando, ciertamente con las precauciones de costumbre, las fuentes africanas mismas. En el ejercicio de su derecho a la iniciativa histórica, los africanos por sí mismos han sentido profundamente la necesidad de restablecer sobre bases sólidas la historicidad de sus sociedades.
La aparente inconsistencia económica
África, catalogado uno de los continente más pobres del mundo, pero reconocido como el más rico en recursos naturales especialmente en minerales, no resulta ser del todo invisible para las grandes potencias, las cuales alcanzan su poder y crecimiento a costas de las alianzas netamente estratégicas con el resto del mundo, en este caso, Estados Unidos, China y Europa manejan una batalla por quien tenga mejores acuerdos comerciales con el continente africano, esto para la importación de materias primas, pero por otro lado se realiza una explotación indiscriminada del territorio, buscando por ende un beneficio que incremente más sus economías ya desarrolladas.
La presencia de grandes potencias en el continente africano, pone a sus países en posición de sacar provecho de lo poco o mucho que estas ingresen, como sería la tecnología y puestos de trabajo, con el fin de poder pensar que sus relaciones son equitativas, sin embargo, se hace evidente que los países africanos han logrado lucrarse muy poco de las multinacionales que ya están operando en su territorio y los acuerdos con las grandes potencias.
Otras de las razones por las que el continente no tiene un crecimiento acelerado, es porque continúa sufriendo la presencia de conflictos internos y violencia, que lo único que traen es desplazamientos forzoso y desempleo.
También los centros de salud son una necesidad, no solo por la alta mortalidad de menores de edad sino porque, aunque se tiene controlado el ébola, se corre con el riesgo de una pandemia y ultima, pero no menos importante es, porque siendo uno de los continentes con menor emisión de carbono, es de las regiones donde recaen todas sus consecuencias.
El crecimiento de África, se debe gracias, en primera instancia, a su población joven y abundante, el 50% de la población tiene menos de 20 años, edad suficiente para trabajar resaltando además que no es una mano de obra cansada sino en crecimiento, también tener una población joven los lleva al progreso tecnológico pues estos cada vez demandan más tecnología, no solo para comunicación interna sino para los negocios e intercambio con el resto del mundo.
Pese a todo lo anterior, en pleno siglo XXI África registra en los últimos años un crecimiento superior que Latinoamérica y Europa y es de las regiones que más rápido se ha recuperado de la recesión económica en el 2008, además se estima que en el 2020 alcanzó un PIB de $2.6 billones. Cifras que ponen al continente en una posición privilegiada en el mundo por lo atractivo que se convierte para la inversión y los negocios internacionales.
África, como se mencionaba anteriormente, es el centro de atención de las grandes potencias y estas una vez instaladas en algunos países africanos, logran generar empleo, que se convierte en mayor poder adquisitivo – mayor consumo, sacando a varias familias de a la pobreza y aumentando la clase media.
Como las empresas se ubican en ciudades estratégicas por los recursos naturales que de allí se favorecen, también es importante resaltar que las empresas ubicadas en las diferentes ciudades, son más productivas pues generan un rápido proceso de urbanización, mejorando la infraestructura, comunicaciones, sistemas de transporte, seguridad, sanidad y educación
Fuentes principales:
Margarita María Gómez Cardona, África: Un continente con grandes oportunidades de negociación para el mercado colombiano. Universidad de San Buenaventura, Medellín, Colombia 2018
UNESCO, comité científico internacional para la redacción de una historia general de África, Historia general de África, Volumen I – Metodología y prehistoria africana. Director del volumen J. KI-ZERBO