El cómic en sí mismo, consta de componentes que pueden variar de acuerdo a los gustos estéticos o tendencias, pero lo fundamental permanece inalterable, por lo que podríamos describirlo como: «Un grupo de imágenes estables que sostienen una relación de continuidad entre sí, respaldadas por un guión que organiza la trama». En la actualidad, entendemos el cómic como una historireta que debe poseer tres rasgos esenciales:
- Ordenamiento de imágenes.
- Mantenimiento de un personaje constante a través de la trama.
- Incorporación del texto en la ilustración.
El cómic, a lo largo de la historia y en función del sitio donde se encuentre, recibe distintas nominaciones. En cada nación a la que se hace referencia se le denomina con un nombre diferente. En España, el cómic se conoce como historieta o tebeo, en los Estados Unidos como cómic, en Francia como la bande desinée, en Italia como Fumetto, en Colombia como muñequitos o paquitos, en Venezuela como comiquitas; su variedad de nombres fluctúa según cada sitio; de igual forma, también se le denomina el noveno arte.
Asimismo, los antiguos egipcios ilustraban gran cantidad de sus mitos en dibujos y jeroglíficos hechos en hojas de papiro, y de la misma manera elaboraban murales en forma de tiras, que contenían tanto imagen como texto. Además, en la América Precolombina, los mayas ya utilizaban un método similar a las historietas, donde utilizaban logogramas para ilustrar a los distintos individuos que participaban en los diálogos y los glifos silábicos para representar los diálogos.
Otra manera ha sido mediante los retablos de la época medieval, donde a través de ilustraciones, se explicaba al pueblo, historias, delitos y eventos en general. Además, ciertas obras pictóricas de grandes exponentes, adquieren un carácter narrativo en escritores o el reconocido ilustrador de grandes obras literarias Gustave Doré, quienes a mediados del siglo XIX utilizaban ilustraciones que se complementaban con textos explicativos o comentarios divertidos.
Hacia 1895, los cómics comienzan a adoptar sus más características convenciones y forma actual, año en el que, también surge el cine, un poco antes de la invención de la radio (1896) y unos años después de la televisión de Nipkow (1884).
El auge del cómic en Estados Unidos tuvo lugar en 1896 con el Yellow Kid de Richard Feton Outcault. «Los cómics, al nacer, adquieren una singular entidad y autonomía gracias al medio periodístico, lo que les distingue cualitativamente de sus precedentes históricos, tal como hoy podemos distinguir al dirigible del avión y a la linterna mágica del cine».
Por lo tanto, la era dorada del cómic tuvo lugar en 1913 en los diarios: American Journal y el New York World, responsables de sus humorísticos y de grandes: En 1930, Mickey Mouse, Pato Donald, en 1931, Dick Tracy. Más adelante, en 1935 se presenta el primer libro de cómics original «New Fun», y su gran popularidad se intensificó en 1938 con la aparición de Superman.
De esta manera, «los cómics se posicionan como uno de los medios de expresión más distintivos de la cultura actual y su surgimiento se asemeja bastante a la aparición de otros medios de comunicación masivos de la sociedad contemporánea».
Luego del comienzo de la segunda guerra mundial, todo se transformó, ya que empiezan a aparecer personajes que van desde policías y hombres de bien a superhéroes en la lucha contra el mal. Sin embargo, al concluir la segunda guerra mundial, el impacto producido fue opuesto, ya que la audiencia exigía relatos más humanos, sociales y familiares de temas diarios, laborales, de amistades, familiares y de lo social.
De esta manera, la fusión del humor y la metafísica se originó en Charles Schütz en Peanuts en 1950, en español Carlitos, una figura precursora del estilo del argentino Joaquín Lavado «Quino» con su brillante «Mafalda»; una niña con sólidos principios, amiga del mundo, del entorno y de la paz universal; y ya en el siglo XXI, cualquier tema o género puede ser objeto de un cómic.
En resumen, se ha discutido mucho acerca del cómic, que su renombre se atribuye a la difusión cotidiana de las tiras de la época, destinadas a los lectores, repletas de humor, crítica y parodia; que los personajes experimentaban los sucesos de la época, involucrándose en temas políticos o eventos históricos.
También, que los primeros cómics eran de carne y hueso, posteriormente los superhéroes con sus poderes y que actualmente son figuras marginados, sombríos y góticos, de cualquier clase; que sus relatos fueron extraídos de la vida real para transmitir al público la condición de la sociedad; entre otras declaraciones, no obstante, la variedad de temas es interminable y no se puede determinar con certeza cuál de todos es su auténtico origen.
Según Umberto Eco, «la historieta es un producto cultural, organizado desde el alto y opera con cualquier mecanismo de persuasión encubierto. El cómic es principalmente la secuencia de diversos dibujos que, en conjunto, narran una historia a través de múltiples páginas.
Los personajes interactúan a través de bocadillos (denominados; los gritos, los sonidos y los ruidos también se expresan a través de onomatopeyas; estas imágenes cuyo propósito es narrar algo a través del diálogo y, si es preciso, reproducir el fondo sonoro.
Por lo tanto, las maneras en que se muestran, a pesar de que inicialmente se consideró a los cómics como un medio de entretenimiento para niños, es crucial destacar que durante los años sesenta, la historieta o cómic experimentó tres fenómenos relevantes:
- La formación de la historieta como objeto de investigación,
- La identificación del creador de las historietas como un artista y
- El hallazgo del lector adulto.
Es en este periodo histórico cuando las comunicaciones, especialmente la televisión, empiezan a influir en la sociedad de masas, pero también es en este punto donde la historieta adquirirá una posición distinta en la sociedad. Estos componentes son suficientes para distinguir entre la historieta, la novela o la pintura.
Por lo tanto, se puede afirmar que no solo estará dirigido a la audiencia adulta, sino también a la infantil, ya que, al igual que las películas, estos pueden incluir una variedad de géneros, desde el romántico y el terror hasta los superhéroes y la ciencia ficción.
Para elaborar un buen cómic, se requiere una buena idea. En otras palabras, las ideas se extraen de la vida diaria, de su propia existencia, de sus encuentros, de sus viajes, de sus lecturas, y de los sucesos actuales de quien aspira a dibujar y relatar.
Fuente principal:
Katherine Juliet Rojas Hurtado, José Del Carmen Tejada Rentería. EL CÓMIC: UN LUGAR PARA LA NARRACIÓN DEL MUNDO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS. Universidad Distrital Francisco José De Caldas- Facultad De Ciencias Y Educación. Bogotá D.C. 2015