Escribir en un blog de las características de Antología puede parecer algo muy tedioso y complejo, ya que se tiene que desarrollar un proceso de investigación documental, seleccionar e indagar sobre temas que generen interés y, además, ofrecer información interesante a mis lectores.
No es tarea fácil, pero hay que buscar y encontrar la manera más eficaz de llevarla a cabo correctamente. Con satisfacción celebro 4 años de haber incursionado en este ámbito, que inicié en la post pandemia con la particular inclinación de conservar el espíritu académico, en la elaboración de antologías como recursos que faciliten el acceso a fuentes de consulta sobre un tema determinado; incluso, como resultado de procesos de investigación académica.
La antología (del griego anthos, “flor”, y legein, “escoger”), en mi caso, es una recopilación ordenada y justificada de distintos temas, clasificados en diferentes disciplinas que se consideran destacados o relevantes como antólogo o antologador. Mis compilaciones giran en torno a un tema, una perspectiva o un momento histórico determinados, aplicando criterios temáticos, de época, de género, entre otros aspectos.
Las categorías ontológicas contienen temas de distintos expositores, investigadores y en diversos contextos, además de las producciones propias que surgen del rastreo literario de esos temas, de distintas épocas o distinta naturaleza, dependiendo de cuál sea el hilo común que les sirve de núcleo. Es posible, por ejemplo, antologar sobre arte, medio ambiente, fútbol, o diferentes versiones de un mismo tema tratado por diferentes expositores o autores, en diferentes momentos históricos.
En mi caso, las antologías son ideales para dar a conocer asuntos y temáticas diversas en su contexto, que comparten espacio junto con otros más reconocidos, o bien porque convocan al lector por el tema central y no por las cuestiones compiladas. Por ende, la variedad es siempre un punto a favor de las antologías.