El cine inició, como tal, en el siglo XIX, cuando en 1895, Los hermanos Lumière proyectaron en una función pública varias escenas de la vida cotidiana de su tiempo: la salida de los obreros de una fábrica, la demolición de un muro, la llegada de un tren, la partida de un barco.
El cine, nos ha hecho viajar hasta los más lejanos lugares del mundo, o incluso a lugares fuera del planeta. Nos transporta a las maravillas de la creación sublime y la imaginación. Realmente se ha creado todo un mundo industrial y soñador alrededor de él. Es, pues, un arte; el séptimo arte, que cautiva nuestras vidas y nos hace pensar en un mundo apartado donde todo es posible.
El cine ha nacido como una necesidad de expresión más, séase como la danza, la pintura o el dibujo. Una imagen que se mueve, y que, además, posteriormente, cobrará color y sonido. ¿Cómo es eso posible? La vida, tal y como la conocemos, aparecerá reflejada en un telón blanco que se convertirá en una pantalla y obtendrá movimiento.
Naturalmente, esto provocó una locura transitoria en la población: no comprendían aquello que ocurría. Sin embargo, el cine logró hacerse un hueco como un medio más de expresión.
La necesidad de representar una escena, real o con la posibilidad de ser ficticia, y que, además, para mayor virtud, será grabada y rememorada cuando se quiera. Es decir, a diferencia del teatro o la danza, podrá reponerse una y otra vez.
El cine y su consolidación
En un principio, el cine se consideró como algo experimental y una atracción menor. Fue entonces cuando el cineasta George Méliès se decide a experimentar, consolidar y contar una historia, con su flamante Viaje a la luna, (1902). Y el cine comienza a expresar, a contar, a decir. Y se convierte en puro Arte.
El cine mudo apareció como pionero, y fue el eslabón perfecto para unir países y proximidades que no comprendían un idioma, pues, a falta del lenguaje en la película, todo se entendía perfectamente. Se convirtió en un lenguaje universal. La gente acudía a ver la película y se entendía. Era apto para todos.
Es por ello, que el cine apareció como una necesidad de expresión. Un lenguaje universal que poco a poco se fue concediendo avances, desarrollos, géneros y nombres que hoy son esenciales en nuestras vidas. Surgió como medio cautivador de masas, que al principio representaba el día a día o la naturaleza más cercana.
Los cimientos del cine adquirieron vida, y poco a poco se fueron afianzando y construyendo. Nos rendimos a la necesidad de un medio artístico en el que plasmar nuestra vida, nuestro mundo, lo que hay en él: nuestra percepción de él, cómo lo vemos, cómo lo vivimos, lo que es, y lo que tenemos en nosotros.
Al igual que todos los medios de expresión artística, es, sin duda, una pasión, algo que se concibe y desarrolla, sentir un deseo y transmitirlo a través del arte, a través del cine.
Cuando hablamos de cine nos referimos, al mismo tiempo, a una técnica, una industria y a una forma de arte, cuyo rasgo central es la capacidad de recrear la ilusión del movimiento a partir de la captura y exhibición de fotografías (fotogramas) continuas a una velocidad mayor a la que el ojo puede detectar.
Los géneros cinematográficos
El cine suele ser dividido en multitud de géneros, según ciertas características y similitudes entre las películas (estilo, tema, intencionalidad, público, forma de producción), como cine de animación, comercial, policíaco, de acción, de ciencia ficción, romántico, documental, experimental, entre otros.
Tradicionalmente, los géneros fueron pensados de acuerdo con perspectivas normativas y en referencia a producciones culturales altas, entre ellas, el teatro clásico y la literatura.
Los géneros cinematográficos, existentes hoy en día son; la comedia, el musical, el melodrama, el policiaco, el cine negro, el cine histórico, el cine de aventura, el western, el cine ciencia ficción y el cine fantástico, el documental, el reportaje cinematográfico, el docudrama y el cine experimental.
El impacto del séptimo arte
Hoy en día, el cine es una de las industrias del entretenimiento más populares y consumidas del mundo entero, ya sea en teatros especialmente adaptados para ello (las “salas de cine”), o bien a través de servicios de contenidos digitales o de la televisión.
El cine emplea la tecnología fotográfica para crear la sensación del movimiento. Las grabaciones de audio que suelen acompañar estas imágenes ayudan a construir una experiencia estética o informativa audiovisual. Además de la ficción, puede emplearse también para la filmación de documentales o incluso para el periodismo audiovisual.
El cine, como arte, es la forma en que las sociedades se narran sus historias, problemas, coyunturas o circunstancias a través del discurso audiovisual. El cine es el reflejo del tiempo en que vivimos, de nuestras preocupaciones y nuestros anhelos a nivel personal o colectivo.
El cine digital, la revolución de la industria en el siglo XXI
El cine como cualquier otro arte, es un lenguaje, y como tal se vale de convenciones para que el mensaje que quiere emitir llegue a su destinatario, el espectador. El soporte es el medio que permite transmitir ese mensaje con mayor fidelidad. En este sentido, las nuevas tecnologías pueden ser consideradas una herramienta que ayuda a difundir ese mensaje de forma más eficiente.
Desde sus inicios se alió a las nuevas tecnologías con el fin de aportar a las producciones mayor impresión de realidad y atraer así más público a las salas. La incorporación del sonido, el color, y la creación de sistemas de proyección como el 3D y el cinemascope en el siglo XX, son producto de la alianza entre el cine y las nuevas tecnologías de la época, y cada una de estas incorporaciones implicó en su momento una conmoción en el seno de la industria cinematográfica.
En la era digital en la que estamos inmersos el cine ya no sólo compite con la TV; los video juegos, el DVD, Internet, son también parte de la cultura del entretenimiento. De esta forma, para seguir atrayendo público a las salas debe aliarse a la tecnología digital y a las posibilidades creativas que ésta le abre para mantener un lugar privilegiado en la cultura visual imperante y continuar suscitando el interés del espectador.
Una de las grandes esperanzas que hay puestas en la alianza con las nuevas tecnologías es que democratizará el mundo del cine y abolirá las barreras económicas a la hora de realizar películas por lo económico que es grabar en digital y la posibilidad de editar en forma casera.
La alianza entre cine y tecnología digital ha cambiado también la recepción de las obras. Para ver un film ya no es necesario sentarse en una sala de cine o frente al televisor, del gigantismo de la pantalla de mediados del siglo XX pasamos al minimalismo de la pantalla actual, DVD portátiles, celulares, mp4, mp5, están hoy a la orden del día y posibilitan ver un film o fragmentos de éste en cualquier ámbito, incluso mientras nos trasladamos en automóvil, colectivo o cualquier otro medio de transporte. Nuestra experiencia como espectadores está siendo modificada por las nuevas tecnologías de manera radical y eso en sí mismo ya implica una revolución.
La industria del cine
Tras los primeros experimentos cinematográficos, esa industria se transformó en lo que hoy denominamos el ‘séptimo arte’, en el que el ingenio de guionistas, directores, productores, entre otros, se perfilaba como un trabajo artístico de calidad, que desembocó en la edad de oro del cine, en los años 50.
A finales del siglo XX y principios del presente, la industria norteamericana, con Hollywood a la cabeza, destronó ese concepto artístico de la edad dorada. Ahora, el cine se vende, se mercantiliza y se ofrece al mejor postor, y queda en muchos casos vacío de todo contenido. Industrias alternativas, como las del cine francés, inglés y español, quizá vienen a ser una excepción en la regla de este mundo cultural globalizado.
De esta manera, la industria cinematográfica de Hollywood tiene por objetivo construir una infraestructura dedicada por entero a la comercialización cultural, en la que invierte millones de dólares y recauda aún mucho más; pero no debemos olvidar que, en mayor o menor medida, no deja de ser una producción artística.
El cine es una industria muy importante, que mueve mucho dinero y da trabajo a miles de personas, y también existe el cine que es arte. De hecho, es el movimiento artístico por excelencia del siglo XX y en la actualidad. Pero no todo cine es arte, aunque sí todo el cine tiene una identidad cultural.
Fuentes:
- Camila Sabeckis, “El séptimo arte en la era de la revolución tecnológica, 2010
- Alicia Campos Redondo, El Séptimo Arte. 2016. Universidad De Sevilla.
- Óscar Oliver Yuste, El Cine: ¿Arte o Industria?. UNED