El litio es un elemento químico que forma parte del grupo alcalinos, es el metal sólido más líquido con un potencial electroquímico elevado que lo transforma en un conductor de energía excelente. En particular, el litio dispone de la capacidad de transportar energía en grandes cantidades en baterías recargables, lo cual posibilita la carga instantánea de casi todos los dispositivos electrónicos portátiles utilizados en el mundo, tales como notebook, teléfonos celulares o vehículos eléctricos.
Esta característica lo posiciona como un instrumento estratégico de gran potencial para impulsar la transición hacia un nuevo modelo energético, ya que las energías renovables (eólica, geotérmica solar, o biomasa entre otras) son intermitentes y requieren acumuladores de energía como el litio para convertir energía fluctuante en constante.
Se trata del metal más liviano de la tabla periódica, de un color blanco plateado y con una densidad aproximadamente la mitad de la correspondiente al agua, lo cual indica que no se encuentra libre en la naturaleza. En ocasiones, forma parte de la composición química de minerales pegmatíticos y también se puede apreciar como especie iónica en salinas de origen geotermal.
Se considera el litio como un mineral estratégico para el futuro dentro de las industrias con un grado más elevado de desarrollo tecnológico, donde la ciencia y el conocimiento desempeñan un papel fundamental en la generación del valor agregado. Asimismo, la aplicación más relevante del litio se encuentra en la elaboración de baterías de última generación Ion-litio, que se utilizan en la industria automotriz (coches eléctricos), dispositivos electrónicos, y como unidad de almacenamiento para las energías sostenibles.
El litio, un mineral esencial para las baterías de los automóviles eléctricos
Este proceso de transformación energética, que procede del desmantelamiento de las reservas de petróleo, de los nuevos procesos productivos y además de la ocurrencia del cambio climático, parece adquirir un ritmo más intenso. Se deriva de las reestructuraciones observadas en los países centrales, lo cual genera grandes inversiones en la investigación y el desarrollo de tecnologías de alta calidad aplicadas al área de la energética.
Asimismo, se puede apreciar un gran interés de las multinacionales, ubicadas en un reducido grupo de empresas asociadas, mineras y automotrices, respaldadas en el sector financiero, que realizan enormes inversiones en las explotaciones letíferas.
Por esta razón, resulta crucial definir qué enfoque se aplicará al abordar las diversas dificultades y obstáculos que conlleva la aplicación de este mineral, así como también el reconsiderar las formas de interacción entre la sociedad y la naturaleza, ya que, actualmente, existen algunos países con enormes reservas de este recurso tan valioso.
Panorama mundial de las reservas de litio (Li)
El litio se ubica en salmueras (agua terriblemente salada) o salares de cuencas cerradas, de cuencas petroleras, o geotermales; pegmatitas y granitos asociados; arcillas enriquecidas; y zeolitas enriquecidas. Estos yacimientos se destacan y se diferencian por el enfoque utilizado en el proceso de extracción, es decir, la capacidad de separación del litio en relación con otros materiales, para posteriormente ser procesados.
De conformidad con la información recolectada por el informe Estadísticas e información sobre litio del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, 2019), las reservas mundiales de litio con la posibilidad de ser extraídas de forma rentable y procesadas, se ubican principalmente en salmueras.
De acuerdo con los datos obtenidos, las principales concentraciones en salmueras se encuentran en Chile con 8 millones de toneladas; Argentina, con 2 millones; China, con 1 millón; Zimbabue, con 70.000 toneladas; Portugal, con 60.000; Brasil, con 54.000; y Estados Unidos, con 35.000 toneladas. Se debe señalar que las reservas de litio de Bolivia, aún no cifradas por el organismo, se encuentran entre las de mayor concentración mundial, superando a las de Argentina y Chile.
Como puede inferirse, dado que la demanda global de litio continúa aumentando, impulsada por la revolución del almacenamiento y la movilidad, América Latina y el Caribe se perfilan como actores esenciales en este contexto. La capacidad para administrar sus valiosos recursos de litio no solo determinará su posición en el mercado internacional, sino también su habilidad para impulsar un desarrollo sostenible y equitativo a nivel local.
A pesar de que la zona dispone de un potencial significativo, también enfrenta retos relevantes. Se trata de la urgencia de establecer una infraestructura adecuada, consolidar los marcos reguladores, impulsar la inversión, la investigación y el desarrollo tecnológico, y garantizar acciones sostenibles y respetuosas con el entorno natural y las comunidades locales.
El litio como recurso estratégico
A pesar de no existir una única definición, un recurso natural estratégico es aquel que, debido a su valor de uso, es fundamental para el funcionamiento del sistema productivo, o para la consolidación de la dominancia regional y mundial, o para la consolidación de una economía sostenible. Asimismo, el recurso debe ser relativamente reducido, insustituible y desigualmente distribuido.
En particular, el litio se encuentra en la actualidad considerado como «elemento estratégico» en la intención de establecer un paradigma tecno-económico basado en la generación, almacenamiento, distribución y consumo eficiente de energías limpias y renovables. Se trata de un metal muy liviano que dispone de la capacidad de almacenar energía en grandes cantidades junto con una alta potencia de descarga, puede proporcionar energía o «energizar» de forma instantánea los productos eléctricos.
La alta potencia de descarga es una característica fundamental para productos que requieren grandes cantidades de energía en momentos o circunstancias determinadas, es decir de forma no constante, como ocurre con los vehículos eléctricos, una tecnología de gran expansión en la actualidad. El litio brinda una recuperación más rápida en el proceso de recarga que las baterías de níquel-cadmio.
En consecuencia, la opinión sobre el litio como recurso estratégico se tuvo en cuenta con la aparición en la masa de productos electrónicos que utilizaban baterías de ion-litio. Durante la difusión y el éxito de estas baterías, este mineral comenzaba a ser considerado como uno de los elementos fundamentales para impulsar la transición hacia un paradigma energético alternativo, debido al agotamiento inevitable de las fuentes fósiles como el petróleo y el gas.
Dentro de un nuevo enfoque energético basado en energías sostenibles, como la solar o la eólica, se requiere de acumuladores energéticos capaces de transformar la energía fluctuante en constante, y para esto, las baterías de litio son fundamentales.
En resumen, las baterías de ion-litio brindan una fuente de energía liviana y de alta densidad, que pueden convertirse en componentes que posibilitan la adopción de un modelo energético superador de los combustibles fósiles. En la actualidad, las baterías de litio se han utilizado con frecuencia en el ámbito de Transportes, como elementos de los vehículos eléctricos.
El desarrollo de vehículos eléctricos como medio principal de transporte a largo plazo, es uno de los elementos fundamentales de la transformación del paradigma energético. Por esta razón, en los países centrales, ninguno de sus gobiernos desea abandonar lo que se rumorea como el futuro del mercado automotriz, ya que los beneficios tecnológicos, laborales, industriales y económicos de la producción de vehículos son insignificantes, mucho más combinados con la fortaleza que implica dominar las nuevas tecnologías.
Fuente principal:
Sandra Colombo y Agustín Barberón, Litio, un recurso natural estratégico en la geopolítica internacional y suramericana, Selección de trabajos presentados en el IX Encuentro del CERPI y la VII Jornada del CENSUD – Página 94. La Plata, Argentina, 13 de septiembre de 2019