Los XXXI Juegos Olímpicos de 2028 se llevarán a cabo en la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos. Desde 1896, los Juegos tienen lugar cada cuatro años en una ciudad elegida por los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) después de varios meses, incluso años, de larga competición entre diversos países. Los Juegos han logrado consolidarse durante sus 120 años de existencia, a pesar de la rivalidad entre los países candidatos, puestos a asumir las consecuencias de una competición que fusiona el deporte con aspectos económicos, sociales y políticos.
En este contexto, es necesario valorar los Juegos Olímpicos desde una perspectiva que va más allá de las propias ciudades, ya que las dimensiones del evento sobrepasan las competencias de una sola ciudad, por lo que se requiere de la participación de una amplia variedad de instituciones públicas y privadas. En consecuencia, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos se convierten en un objeto de estudio difícil de delimitar
Las ciudades candidatas buscan que los Juegos sean capaces de estimular su desarrollo y potenciar su imagen mediante la creación de empleos, la promoción del turismo y la atracción de inversión extranjera. Sin embargo, el escepticismo en torno a este supuesto legado no ha parado de crecer, pues muchas ciudades anfitrionas siguen pagando, incluso décadas después de su celebración, los excepcionales costes de albergar un evento de apenas tres semanas de duración.
La candidatura de Los Ángeles se basó en la existencia de instalaciones deportivas ya construidas con anterioridad, ya que en un principio se tenía contemplado un periodo de siete años entre la elección de la ciudad y los Juegos Olímpicos de 2024, además de tener en construcción otros escenarios que serían concluidos con antelación. Se planea concentrar las instalaciones en cuatro zonas principales, además de tener sub-sedes en otras ciudades de California de cara a la competición de fútbol.
Los Ángeles será la tercera ciudad en el mundo en albergar los Juegos Olímpicos por tercera ocasión, sumándose a las históricas justas de 1932 y 1984. Esta ciudad se adentra en un periplo de cuatro años para asegurar unos Juegos Olímpicos de primer orden, pero para ello debe hacer frente a su mayor desafío: organizar los Juegos Olímpicos de 2028 con más transporte público y menos autos.
Dentro del arduo desafío que supone impedir el colapso de carreteras o los atascos, parte de la habitual sensación de la vida angelina, la alcaldesa de la próxima sede olímpica, Karen Bass, ha anunciado que emprenderá la titánica labor de llevar unos JJ.OO. a la ciudad «libres de automóviles». No obstante, para una población de más de 4 millones y un sistema de transporte público en vías de desarrollo, el vehículo particular constituye una herramienta esencial para desplazarse entre los barrios y localidades que, en los últimos años, ha ido absorbiendo el epicentro del entretenimiento.
Francia hizo de los Juegos una cuestión de Estado; tanto, que hasta detuvo la elección de un nuevo Gobierno hasta el final de la cita deportiva. Los 2.400 millones de euros salidos de las arcas públicas no merecían menos. Pero en Los Ángeles regresarán los Juegos de la financiación privada, una fórmula que no dio buen resultado en Atlanta 96.
Las novedades para el 2028
Nuevos deportes harán su debut olímpico, seleccionados por los organizadores en Los Ángeles, quienes también están recuperando otros que abandonaron el programa hace más de 100 años. Los de 2028 serán los Juegos de la mayor revolución de los últimos años en el programa deportivo, gracias a la admisión del béisbol, el softbol, el fútbol americano y el squash, todos ellos a propuesta de los organizadores y solo para esa edición.
Dos disciplinas desaparecidas volverán en Los Ángeles 2028, la última vez que se jugó lacrosse en los Juegos Olímpicos fue en 1908, mientras que el cricket no se jugó desde 1900. Para el críquet y el fútbol americano se han aceptado las versiones cortas de Twenty20 y bandera, respectivamente. En cambio, en Los Ángeles no se repetirá el ‘breaking’, la disciplina que incorporó París.
Las sedes para estas olimpiadas estarán distribuidas alrededor de toda la cuidad, teniendo como protagonistas a los lugares más representativos, pero en estos juegos fueron más allá de los límites al tener a una de las sedes en Oklahoma City, del otro lado del país. La Organización de Los Ángeles 2028 centralizará la infraestructura en cuatro principales zonas, y sus sub-sedes en otras ciudades de la metrópoli, entre ellas Carson y Long Beach. El comité ejecutivo anunció 19 sedes más para los atletas de alto rendimiento:
- Long Beach: natación en aguas abiertas
- Alamitos Beach: triatlón
- Los Ángeles Memorial Coliseum: atletismo
- Centro de convenciones: gimnasia, esgrima, judo, tenis de mesa, taekwondo y lucha libre
- Teatro Peacock: levantamiento de pesas
- USC Sports Center: bádminton
- Riviera Country Club: golf
- Sepulveda Basin Recreation Area: tiro con arco y skateboarding
- Carson Sport Center: tenis, rugby sevens, hockey sobre césped y ciclismo
Hoy en día, el COI es una de las pocas organizaciones deportivas que promueven la rivalidad entre las ciudades, y no tanto entre los propios estados. Esto puede deberse a dos razones fundamentales: una voluntad real de continuidad con la ideología olímpica o con una estrategia de diferenciación del resto de eventos a nivel mundial. Por lo tanto, sería conveniente cuestionar la sostenibilidad del sistema, así como, el desarrollo de las candidaturas para los Juegos Olímpicos con el objetivo de reorientarlas hacia un proyecto de carácter nacional.
Fuente principal:
Martín Lanoux, Marina Vázquez Fernández. Los juegos olímpicos, un ejemplo de la gestión territorial por parte del estado. Instituto de Estudios Políticos de París. Universidad Autónoma de Madrid. 2017