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Los juegos pirotécnicos o fuegos artificiales

Los juegos pirotécnicos o fuegos artificiales

Los juegos pirotécnicos han sido empleados por el hombre desde la época medieval en un principio con fines bélicos, y en la actualidad son utilizados en todo el mundo con fines recreativos, siendo China y Estados Unidos los principales consumidores de estos productos. Los dispositivos pirotécnicos que producen efectos visuales, sonoros y fumígenos con una finalidad lúdica y de espectáculo son conocidos como «fuegos artificiales» o «juegos pirotécnicos».

Estos dispositivos se emplean en exhibiciones, festejos, festividades, celebraciones, cumpleaños, conmemoraciones, entre otros. La pirotecnia se encuentra compuesta por objetos explosivos con el propósito de generar flamas y chispas de diversos colores al hallarse en combustión. Los objetos pirotécnicos también pueden albergar elementos para que surjan algunas reacciones explosivas controladas; las cuales pueden estar iniciadas por elementos eléctricos, y posteriormente encender dispositivos pirotécnicos que posibilitan la ocurrencia de otras reacciones pirotécnicas.

De esta forma, se han concebido artefactos pirotécnicos de usos particulares, como incendios forestales, minería, construcción, lucha antigranizo, entre otros. Sin embargo, en la actualidad, el término pirotecnia suele ser utilizado solo como referencia a los incendios artificiales. Se considera todo un arte, dado que existen diversas variaciones, juegos y técnicas con las que dispone el artista pirotécnico, y siempre se encuentra en constante evolución.

Durante el siglo XIX, los fuegos artificiales se vuelven populares en Estados Unidos y la industria de la pirotecnia adquirió allí, como en Canadá, niveles de afición en celebraciones como el 4 de julio y la época decembrina. En 1949, fue el inicio de la industrialización de la pirotecnia en China con la apertura de grandes empresas, fue el punto de partida de la fabricación en serie y la exportación a nivel internacional.

Fuente: Jorge Aguilar, Día de la independencia 4 Julio, Coronado-California, USA

Breve historia de la pirotecnia

La existencia de la pirotecnia comienza con la identificación de la pólvora negra, un elemento fundamental para la elaboración de la mayoría de los dispositivos pirotécnicos, además de ser la primera sustancia explosiva conocida. La carencia de documentación impide confirmar su invención, pero existen evidencias de posibles orígenes. Es probable que ya existiera en la Era Cristiana, aunque solo se utilizaría como objetos de acción artificial.

Existen revelaciones de Marco Greco que señalan los fuegos griegos, que son las armas incendiarias con las que los destruyeron la flota árabe en dos ocasiones durante el siglo VII. Es probable que estas armas fueran compuestas por azufre, combustibles orgánicos y salitre (mezcla de nitrato de potasio (KNO3) y nitrato de sodio (NaNO3) que generaban llamas y grandes estruendos densos cuando se iniciaban.

En realidad, el término pirotecnia procede del griego pyros-techne, lo cual significa técnica del fuego. Sin embargo, la pólvora negra no se generaliza hasta que se utiliza como propulsante en las armas de fuego, lo cual, se le atribuye al joven alemán Berthold Schwartz (1328). A pesar de lo expuesto y las incertidumbres, parece suficientemente probado y aceptado que la pólvora negra fuera inventada en el siglo IX en China.

La historia mítica más conocida señala que fue por un accidente, mientras un cocinero que trabajaba al aire libre mezcló carbón, sulfuro y salitre; esta mezcla entró en contacto con un medio de ignición y al estar sometido a una compresión por un tubo de bambú, dio lugar a una explosión. Sin embargo, una hipótesis más aceptada indica que en el siglo VII un monje llamado Li Tang originó la primera mezcla explosiva, que se llamó polvo negro, y que a raíz de este descubrimiento en China se celebra cada 8 de abril el descubrimiento de los fuegos artificiales.

En los inicios de la historia, el uso de la pólvora era destinado a celebraciones religiosas, ya que se creía que los infortunados espíritus eran ahuyentados por las explosiones de cañas de bambú rellenas de pólvora al dispararlas al fuego. La investigación de Tang prosiguió, descubriendo la técnica de fabricación de armas, tales como cohetes, mosquetes o cañones; las primeras fuentes de material utilizadas para la fabricación de armas eran tubos de bambú rellenos de azufre y carbón.

Así mismo, utilizaban explosivos, como granadas o bombas. Existen hallazgos arqueológicos de un cañón de mano que se remonta al siglo XIII en Manchuria (China) y de bombas explosivas del mismo siglo en Japón. Hasta el siglo XI, el control sobre la pólvora lo ejercía el imperio chino, pero sus técnicas químicas se extendieron por la Ruta de la Seda hasta a los árabes, quienes la utilizaron para aplicaciones bélicas durante su gran expansión por el norte de África y España.  

Usaban armas de fuego como la culebrina murallera para asaltar ciudades amuralladas. Tras su ocupación en la península ibérica, los árabes asentaron las bases y la tradición polvorista. En Murcia ya se debía fabricar pólvora hacia el año 1367 y en el siglo XVI ya eran muchos los ‘‘molinos de pólvora’’ instalados en todo el territorio nacional.

Florencia se convirtió en el lugar de interés industrial de la fabricación de pólvora desde el siglo XV, y de acuerdo con la demanda, surgió la escuela italiana dirigida por los hermanos Ruggieri de Bolonia. Asimismo, se estableció otra escuela de fabricación e investigación sobre la pirotecnia en el norte de Europa, donde se registraron grandes progresos en la técnica de los fuegos artificiales con el apoyo de fundamentos científicos.

Dado los progresos de las dos escuelas, Europa alcanzó su máximo auge en lo que respecta a la técnica de los fuegos artificiales, presentando en diversas celebraciones populares grandes escenarios de fuego, a los cuales a veces se le añadían limaduras de metal para obtener chisporroteos y tonalidades moradas. Algunos elementos característicos de esta época fueron las ruedas terrestres, abanicos, estrellas y palmeras.

Hasta el siglo XVII, las aplicaciones de la pólvora eran destinados a fuegos artificiales y para su uso militar, luego se emplearon en aplicaciones industriales, probablemente en Hungría. Posteriormente, este uso se extendió hasta Alemania, donde también se aplicó al uso civil, tanto en minería como para la apertura de caminos o túneles.

Se tiene constancia de que en las minas de carbón de Schemnitz (Eslovaquia) el húngaro Weindl utilizó la pólvora para fracturar la roca en 1627. Desde entonces, se extendió su utilidad y empezó a utilizarse en obras públicas, hasta la aparición de la dinamita. Los maestros de la pirotecnia de las escuelas anteriormente mencionadas trabajaban aislados y en secreto, dando lugar en el siglo XIX sus desarrollos a elaborar una amplia gama de colores de alta intensidad.

El progreso del conocimiento sobre las reacciones químicas que intervienen también posibilitó la aparición de formas de disparo más eficaces, debido a un uso más eficiente de los compuestos químicos. Toda esta evolución impulsó la creación de libros científicos, y surgieron cada vez más aficionados a la pirotecnia, los cuales comenzaron a fabricar sus propios fuegos artificiales.

Fuente principal:

Javier Guadarrama Cuerva, Análisis de Materiales y Proceso de Producción de Artificios Pirotécnicos en España. Escuela técnica de ingenieros de minas y energía, españa 2022

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