«No soy pobre, soy sobrio, liviano de equipaje, vivir con lo justo apara que las cosas no me roben la libertad» P. Mujica
El «mandatario más menesteroso del mundo», conocido por su actitud de austeridad, reveló a comienzos de este año que el cáncer identificado en su esófago se había propagado al hígado. Falleció este 13 de mayo de 2025, a la edad de 89 años.
José Alberto Mujica Cordano, conocido como Pepe, se transformó en personaje conocido a nivel continental y global. Ex guerrillero (hizo parte del Movimiento de Liberación Nacional), prisionero político y víctima de la dictadura militar, se reincorporó a la vida política institucional, transformándose inicialmente en diputado, posteriormente en senador y finalmente en presidente de la República en Uruguay.
Su presentación en el mundo, se caracterizó por su vida austera, en una pequeña parcela lejos de la ciudad, donde todavía trabajaba (al estilo campesino o pequeña finca), por su atuendo modesto y su modo de hablar campesino, su polémica manera de enfrentar a la prensa, sus declaraciones sobre la política, entre otras posturas poco habituales en la élite política.
A escala global, su reputación trascendió fronteras y mares, se le alberga gran respeto, en particular por su estilo de vida que va más allá de la visión convencional de los políticos a pesar del poder que poseen en diversas áreas; también es cierto que a nivel nacional se enfrentó a fuertes críticas, ya sea por lo que sucedió con su gobierno, por el personaje que representa y por sus polémicas declaraciones.
José Mujica se ganó las miradas del mundo entero. Su forma de pensar y de vivir, pero sobre todas las cosas, la manera en como lo expresaba por medio de sus discursos políticos y demás apariciones públicas, lo diferenciaban marcadamente de otros mandatarios de la región y el mundo. Su forma de hablar clara y sencilla, así como su apariencia sencilla y campechana lograron que por primera vez en muchos años un presidente uruguayo llamara la atención de la prensa mundial.
Indudablemente, José Mujica respondió a una nueva exigencia. El mundo y los medios de comunicación empezaron a aplaudir a estos nuevos líderes que promueven una vida desvinculada de lo material y que desafían cualquier tipo de protocolo. El fenómeno José Mujica se manifestó de forma parecida a las corrientes políticas contemporáneas y, especialmente, electorales a escala global. No empleó computador, no tuvo cuenta en Facebook ni en la plataforma X, antes Twitter.

No obstante, el mundo lo miró y miles de uruguayos antes que él lo hicieron, eligiéndolo como diputado en 1994 y senador en 1999, posición que repitió en 2004 y que abandonó para convertirse en ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca durante la gestión de Tabaré Vásquez. Instrumentos esenciales al realizar política en el siglo XXI.
Su carácter, junto con la incorporación de determinados asuntos en la agenda global a través de sus discursos políticos, conmovieron a los medios de comunicación y situaron a la República Oriental del Uruguay en una posición de importancia internacional. Temas como el impacto ecológico causado por la sociedad de consumo y la felicidad humana se infiltraron en las reuniones de Río+20 en 2012, la ONU en 2013 y la CELAC en 2014.
José Mujica mantuvo una línea ideológica y discursiva que no experimentó cambios al menos en los últimos treinta años, desde la restauración de la democracia en el país oriental. No obstante, buena parte de la prensa de Uruguay no pudo apreciar esos aspectos del que fuera su mandatario. En numerosas situaciones, su manera de vestir, hablar y pensar se consideraba una razón suficiente para no otorgarle sus merecidos créditos.
Su ideología claramente socialista, a pesar de tener varios matices y particularidades propias, concuerda con su propósito de vida. Estos asuntos universalistas, si se puede usar el término, que captaron la atención del mundo, son parte del pensamiento político de Pepe, que ha perdurado en las últimas décadas recientes.
Loco, viejo, rebelde, ex guerrillero, polémico, contradictorio, sencillo, polémico, tupamaro e incluso asesino, son algunas de las etiquetas que empleó gran cantidad de la prensa uruguaya durante los años de mayor relevancia de Pepe, en su papel de senador, ministro, aspirante oficialista a la presidencia y Presidente.
Posteriormente, esa misma prensa se ocupó de elogiar a las principales publicaciones internacionales que mencionaban a Mujica como un posible aspirante al premio Nobel de la Paz, y se hizo eco de las repercusiones de sus discursos en las principales cumbres y eventos políticos de carácter global.