El perdón sugiere la renuncia al deseo de venganza, al resentimiento por la ofensa de la que se fue víctima, es la presencia de un contexto social a pesar de ser un acto íntimo y personal, y la presencia, no necesaria, de reconciliación.
El perdón también se puede analizar desde modelos que dependen de la edad, donde se asume que las personas de mayor edad pueden pertenecer a estados altos de perdón mientras que los más jóvenes estarán en etapas medias o bajas de perdón.
Perdonar consiste en cambiar los actos destructivos hacia el victimario, por otras constructivas, el primer paso consiste en dejar de hacer conductas destructivas abiertas y explicitas o encubiertas e implícitas. El segundo nivel es asumir conductas positivas hacia el agresor.
Algunas falsas concepciones sobre el perdón
Perdonar no es olvidar. Si un sujeto olvida no podría realizar un proceso de perdón ya que entonces también desaparecería la ofensa; este valor nos ayuda a sanar la memoria; con él, el recuerdo de la herida pierde aspereza; además, no incluye olvidar lo que ha pasado. El olvido es un proceso involuntario que se irá dando, o no, en el tiempo.
En este sentido, se puede decir que el perdón necesariamente debe estar en el ámbito de la memoria, puesto que si existe olvido la ofensa o hecho doloroso puede repetirse, podría inferirse que perdonar es recordar minimizando el dolor.
Perdonar no significa negar: Como mecanismo de defensa, el ser humano, después de una situación difícil, reacciona negando la herida, tanto así que muchas veces ni siquiera siente la necesidad de realizar un proceso para liberar emociones negativas generadas por dicha vivencia.
Esta reacción defensiva a menudo adquiere la forma de una negación de la ofensa. Si persiste el reflejo de defensa, la reacción puede llegar a ser patológica.
El perdón debe ser diferenciado de la negación, que implica la falta de disposición para ver que ha ocurrido un daño, el olvido, que supone eliminar de la conciencia la ofensa, y la justificación, que involucra aceptar los motivos por los cuales el ofensor cometió su error.
Se hace indispensable traer a colación el hecho, éste no puede ser reprimido o negado, puesto que instauran heridas en el ser humano difíciles de sanar, el primer paso para comenzar un proceso de perdón es la aceptación del hecho doloroso, el reconocimiento de este, para así poder comenzar un abordaje terapéutico que resulte efectivo.
Perdonar no puede ser una obligación. El proceso del perdón se inicia por elección de la víctima y en total libertad de realizarlo en el tiempo y el ritmo adecuado para ella; es por ello que, el perdón o es libre o no existe.
El perdón no puede ser una obligación moral ya que al hacerlo obligatorio pierde su esencia; reducir el perdón, como cualquier otra práctica espiritual, a una obligación moral es contraproducente, porque, al hacerlo, el perdón pierde su carácter gratuito y espontáneo.
Bajo estas consideraciones, el perdón no puede ser inducido, puesto que los seres humanos tienen formas de actuar, pensar y sentir diferentes y cada uno procesa los acontecimientos de una manera distinta, el perdón también hace parte de la voluntad, del querer hacerlo. Es un asunto que se hace por convicción y no por obligación.
El perdón no exige renunciar a nuestros derechos. Para que se dé el proceso del perdón no es necesario renunciar a la justicia. Este proceso del perdón no implica el abandono de la búsqueda de la justicia ni de dejar de defender tus derechos.
Mientras la justicia se ocupa de establecer sobre una base objetiva los derechos de la persona perjudicada, el perdón responde en primer lugar a un acto de benevolencia gratuita, lo que no significa que al perdonar se renuncie a la aplicación de la justicia.
La decisión de perdonar no excluye la opción de reclamar justicia, en la medida en que la motivación de tal reclamo no sea meramente vengativa.
Otros Conceptos
Perdón Unilateral o Intrapersonal: Es el deseo de abandonar el derecho al resentimiento, al juicio negativo y a la conducta indiferente hacia quien nos ha herido injustamente, a la vez que se fomentan las cualidades de la compasión, la generosidad e incluso el amor hacia él o ella.
Este es un proceso que se completa enteramente en el individuo dañado; no necesita de nada ni depende de la posición del agresor. Es un regalo incondicional que se da a quien ha producido el daño.
El acto de perdón es totalmente independiente de las acciones del agresor, en el pasado, en el presente y en el futuro; en este sentido, se puede entender como un acto completo.
Cuando una persona perdona de esta manera, no busca nada del otro, ni en la práctica ni en teoría.
El perdón no se dirige al otro porque se piense que perdonándole su conducta cambiará.
Lo que el perdón unilateral es capaz de fomentar en el agresor de arrepentimiento y, por lo tanto, de producir futuros cambios, debe ser irrelevante para quien ha sido ofendido.
El Perdón Negociado: En esta perspectiva el perdón se ha definido como una motivación para reducir el distanciamiento de una persona que nos ha herido, así como la rabia, el deseo de venganza y la urgencia para tomar represalias contra ella. El perdón también incrementa el deseo de conciliación hacia esa persona si se pueden re-establecer las normas morales de forma que puedan ser tan buenas o mejores que lo que eran antes.
La función del perdón como reparación de relaciones o reparación de daño introduce un nuevo concepto de perdón, el perdón negociado, el perdón transpira a través del diálogo real entre el agresor y la víctima. El agresor se identifica con la acción agresiva y busca perdón por ello, lo que requiere tres pasos:
- La confesión (el agresor debe admitir que ha cometido dicha acción).
- El reconocimiento (debe asumir responsabilidad por dicha acción con todas sus consecuencias, sin poner excusas).
- El arrepentimiento (debe expresar remordimiento por lo que ha hecho).
Muchas personas que han sufrido daño podrían estar dispuestas a perdonar a quienes les han herido si los agresores admitieran su acción, asumieran su responsabilidad y mostraran contrición. En ausencia de estos pasos, sin embargo, la parte dañada podría renunciar a perdonar, creyendo que no se han dado los prerrequisitos para que el perdón tenga lugar.
Perdón Disposicional y El Perdón Específico: El perdón puede ser medido como una disposición general a perdonar, mediante ítems sobre el valor que conceden al perdón y su percepción sobre su facilidad para perdonar. Sin embargo, también puede ser entendido como una actuación específica ante una agresión particular, evaluando hasta qué punto han perdonado a un agresor concreto que les ha herido.
Es de suponer que las opiniones, creencias y actitudes reflejadas en el perdón Disposicional se reflejen en un nivel mayor de perdón específico. Sin embargo, esta distinción entre ambos tipos de perdón ha permitido identificar fenómenos como la discrepancia religión-perdón, mostrándose que las creencias religiosas se asocian de forma distinta con los dos tipos.
La investigación sobre la relación entre las creencias y prácticas religiosas de las personas y su nivel de perdón ha mostrado que, aunque sí existe relación entre religiosidad y perdón Disposicional o tendencia a perdonar, no hay sin embargo evidencia de relación significativa entre religiosidad y nivel de perdón mostrado en ofensas específicas. A esta distancia entre la doctrina religiosa general sobre el perdón y el perdón real que muestran los creyentes se le ha llamado discrepancia religión-perdón.
El Perdón a otras personas (ofensores) y el perdón a uno mismo. El perdón a uno mismo ha sido uno de los grandes temas olvidados en el estudio del perdón. Los pocos autores que lo han estudiado han tendido a aplicar los conocimientos sobre el perdón interpersonal a este tipo de perdón, sin embargo, parece que se han identificado varias diferencias entre ambos tipos de perdón.
Por ejemplo, en el perdón interpersonal las conductas de evitación se dirigen al distanciamiento del agresor, mientras que en el perdón a uno mismo el agresor intenta evitar pensamientos, sentimientos o situaciones asociadas con la agresión. Parece además que el perdón a uno mismo depende de varios factores, como hacer actos de reparación a la víctima o decidir no volver a cometer dicha agresión nunca más.
Por último, la reconciliación es imprescindible en el perdón intrapersonal, no así para perdonar a otros. Son muchas las personas que experimentan mayor dificultad para conseguir el perdón intrapersonal que el interpersonal; parece que los procesos necesarios son diferentes, lo que hace necesaria la investigación sobre este tipo de perdón.
El Perdón Sano o Útil y el Falso Perdón o Pseudoperdón: El falso perdón es aquel perdón en el que el agresor mantiene su dominio y en el que inadvertidamente se promueve el mantenimiento del daño. Perdonar no es olvidar ni pretender que no ha sucedido nada.
Negar la violación de la relación es una forma superficial de mantener la relación, que sin embargo continúa decreciendo en calidad. El perdón, propiamente entendido, debería ocurrir desde una posición de fuerza, no de debilidad, porque el perdonador reconoce una injusticia y la considera en lo que es.
Los peligros del falso perdón, o pseudo-perdón o servilismo son la manipulación, la negación, la evitación, la injusticia o lo habitual del daño. Probablemente distintas situaciones, relaciones o agresiones requieran un tipo de perdón distinto, ajustado a cada una.
No es lo mismo perdonar a personas que no se van a volver a ver en la vida que perdonar a alguien con quien convives diariamente, por ejemplo.
No es lo mismo perdonar una agresión puntual y nueva que una agresión que se repite con frecuencia… Hay que profundizar en los tipos de perdón que requieren los distintos tipos de situación o de ofensa, o los distintos tipos de relación con el ofensor y la calidad de dicha relación.
A manera de conclusión
El perdón es un acto voluntario que requiere renunciar a conductas destructivas hacia el ofensor y comenzar a realizar acciones positivas hacia el mismo; es un dar silencioso que permite a quien perdona desprenderse de emociones negativas como la venganza, el rencor y la victimización; es una evolución que se realiza de la situación vivida en la que intervienen aspectos emocionales y cognitivos del ser humano y la cual potencializa y transforma en una experiencia y el sujeto puede aprender para su beneficio y crecimiento emocional y espiritual.
Fuentes Principales:
María Emma Lucia Martínez Méndez, Melissa Sánchez Cardona, Abordajes Teóricos Desde La Psicología Y Usos Del Perdón En El Proceso Terapéutico, Institución Universitaria De Envigado Facultad De Ciencias Sociales Programa De Psicología, Envigado, junio 2013.
Diana Jhanet Huiza Salinas, Lina María Muñoz Quintero, La Capacidad De Perdón, Una Revisión Desde La Edad, El Sexo Y La Escolaridad En Habitantes Del Quindío. Universidad Nacional Abierta Y A Distancia UNAD Escuela De Ciencias Sociales Artes Y Humanidades Programa De Psicología CCAV- EJE CAFETERO, febrero 2016.