Buscar
Síguenos
Buscar
Síguenos
La moda: sus efectos negativos y adictivos

La moda: sus efectos negativos y adictivos

La moda es un rasgo distintivo de la sociedad de consumo. Las modificaciones en los patrones de ropa y complementos impulsan a los ciudadanos que desean acatar las tendencias actuales a adquirir los productos más recientes. La RAE la define como el uso, modo o costumbre que se ha vuelto popular durante un periodo específico o en un país específico, enfocándose en atuendos, tejidos y adornos, especialmente los recién introducidos en el mercado.

Tener tendencia o estar a la moda es cuando algo se lleva o se estiliza. Los consumidores, aunque sean de cualquier edad, no están exentos a ella y hay un gran número de tiendas que muestran modelos accesibles y diversos que estos anhelan y adquieren. Para estos individuos, el tipo de vestimenta o la posesión de una tecnología específica puede implicar la pertenencia e interacción o no con un colectivo social.

La falta de acceso a los medios de sus compañeros genera frustración, especialmente en los adolescentes, quienes se perciben más vulnerables e influenciables. Además de la moda en la vestimenta, ciertas actividades derivadas del uso de los medios de comunicación social móvil, internet, entre otros, producen tendencias que en ciertas situaciones pueden representar riesgos, en el caso de los jóvenes, como el «bulling» o «grooming».

Por otro lado, el universo de la Moda actúa como un poderoso lobby que, a través de la variación en los diseños de ropa y accesorios, principalmente, exige al ciudadano a actualizar constantemente su ropa; esto es una característica de la sociedad de consumo. Es sencillo entender que, simultáneamente, es un elemento de diferenciación social: estás a la moda.

Los que comercializan moda lo saben bien y los logos de sus marcas se presentan ostentosamente en sus vestimentas o accesorios, bolsos, zapatos, cinturones, gafas… Si te vistes con una ropa de una marca reconocida y distinguida, se te otorga un alto poder económico en comparación con lo que adquieres en los mercados de masas.

El caso de los adolescentes

Los jóvenes son un grupo de edad que puede verse afectado por los cambios de moda recientes y aprecian la calidad atribuida a ciertas marcas, ya sean de ropa o de teléfonos móviles. Esto, a su vez, genera una demanda y conflictos con los padres que a menudo no pueden o no quieren satisfacer sus necesidades.

No obstante, las multinacionales no son las únicas creadoras de moda, a menudo esta surge de la inventiva de los jóvenes y la industria que observa los gustos populares se adquiere de los inventos: los pantalones bajos y flojos de los raperos surgen debido a la necesidad de ocultar mejor las armas, los vaqueros provienen de los trabajadores rurales y obreros que requerían tejidos robustos para su labor.

Las camisetas se ponen luego de que iconos de cine lo hagan en la pantalla, entre otros estímulos. Son los jóvenes quienes revolucionan estilos de baile (Break Dance), patinaje (Skaters), y la canción (Reguetón). Sin embargo, también son jóvenes quienes crearon y desarrollaron aplicaciones revolucionarias en el campo de la comunicación, fundando Microsoft, Facebook, Google y otras grandes empresas cuando aún eran veinteañeros.

Es posible navegar por Internet y encontrar recursos, aplicaciones y tutoriales para cualquier tarea, desde tocar la armónica hasta la edificación de un barco, impulsados a la Red por un gran número de jóvenes profesionales y generosos.  La moda afecta la conducta: es necesario estar «en sintonía»; la pertenencia al grupo requiere estar en sintonía con las reglas generales. Tener tendencia significa estar en la mayoría del grupo, lo que produce serenidad y un sentimiento de aceptación.

El adolescente es muy riguroso en este aspecto y tiende a desarrollar su identidad y su físico dando gran importancia desde la apariencia, como en la forma de vestir o hablar, pero es cauteloso con las extravagancias. Es necesario ser muy líder para asumir una postura «original», que sea crítica con la manera de comportarse o vestir de la mayoría.

En este contexto, es importante destacar que un adolescente experimenta vergüenza cuando sus padres se visten de manera «inusual» o muestran una conducta «diferenciada» a la mayoría; les observas y comprendes que están pensando ¡Tierra trágame! Es lo más dañino que puede ocurrirle, por lo que no debería ponerse un sombrero que nadie lleva (aunque le gustaría llevar) para salir con los «colegas», ya que sabe que las mofas y los memes estarán a la orden del día.

Además, el estilo de vestir puede determinar una característica del grupo al que el adolescente aspira a formar parte, usando ropa y adornos o peinados propios de un grupo específico, ya sea en alusión a un estilo musical (Rockeros, reguetoneros, Punkis, Mods, Tecno, Heavy, Rastas, Raperos afrobeats, entre otros) o a bandas de diferente afiliación política o simplemente agrupaciones para la defensa territorial fuera de la ley (Maras, Neonazis, entre otros grupos)

Los medios de comunicación y las redes sociales son herramientas fundamentales en la generación de «modas» en los jóvenes; el caso de Facebook es ilustrativo, los jóvenes presentan sus preferencias, apetencias e ilusiones, y los especialistas en Marketing recolectan esos datos ¡sin costo! para orientar la creación de productos cuyo público son esos mismos jóvenes.

Así se consigue la personalización del producto, de tal manera que el futuro cliente no podrá oponerse a su propuesta. Por otro lado, los gobiernos reducen los gastos en Educación y becas para obtener la mayor cantidad de población acrítica que es más propensa a ser influenciada.

Cuando se menciona la Juventud «presentista»: lo quiero y lo quiero ya, se está evidenciando un comportamiento que replica el modo de vida de muchos adultos, algunos padres proporcionan a sus hijos cualquier cosa que quieran. Las empresas multinacionales están conscientes de que los niños y adolescentes representan un mercado potencial asombroso. 

La moda, en la actualidad, es un modo de consumo muy popular, sin vincularse con los desfiles de alta costura. Hoy en día, las compañías de moda cuentan con cientos de diseñadores que elaboran modelos económicos adecuados para los jóvenes y adolescentes, quienes pueden o no permitirse cambiar de modelo con relativa regularidad.

El lema «compre ahora pague mañana» es un ejemplo emblemático de la sociedad inmersa en el consumo; el crédito, la tarjeta con su magia, instantánea e invisible funcionalidad, llena los bolsillos de los ciudadanos en una especie de orgía inconsciente de adquisición, acumulación de productos y deuda que tal vez no serán capaces de saldar.

La moda de las bebidas energéticas

La presión publicitaria ha impulsado la incorporación en el consumo cotidiano de las denominadas bebidas energéticas que poseen cafeína, taurina y otros elementos que «estimulan» a quien las consume. Según reportes de organizaciones especializadas en estos asuntos, el 68% de los jóvenes de 10 a 18 años consumen estos productos, y la mitad de estos los mezcla con alcohol.

La principal confusión en torno a estas bebidas se deriva de su denominación: energéticas o energizantes. La realidad es que no tienen esta propiedad. No proporcionan energía, pero sí estimulantes y azúcar. Si los refrescos azucarados se consideran poco o nada saludables, estos productos deben descartarse con mayor razón.

Algunos consideran que, este tipo de bebidas aceleran la hidratación, lo que es muy útil para los deportistas, contienen carbohidratos, sales, vitaminas y minerales, habitualmente pueden ser utilizadas sin restricciones, pero debe tenerse en cuenta su aporte calórico y de azúcares, especialmente en obesos y diabéticos.

Según las marcas, la cantidad de cafeína varía entre 34 y 70 mg por cada 200 ml (la taza de café de 100 ml contiene aproximadamente 70 mg). Es imprescindible alertar a padres y adolescentes que el consumo excesivo de estas bebidas tiene efectos perjudiciales para la salud: está vinculado con un incremento en el uso de tabaco, sedentarismo, falta de sueño, crisis de ansiedad y otros desórdenes.

Actualmente, es habitual que estas bebidas se combinen con licor y sustancias psicoactivas, lo que incrementa la posibilidad de agravar los efectos adversos de cada una de estas sustancias o de cada uno de sus componentes. Es evidente que existen métodos más saludables para potenciar la atención, la concentración, la memoria, recargar baterías y potenciar el rendimiento físico e intelectual sin comprometer la salud. Las bebidas energéticas pueden ser perjudiciales para la salud física, mental y emocional.

Fuente principal:

José Luis Iglesias Diz, ¿Cómo influye la moda en el comportamiento de los adolescentes? Santiago de Compostela, 2015

Únete a la discusión

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Menu