Cada día, a lo largo del planeta, surgen conflictos en las relaciones entre dos o más naciones que ponen en constante riesgo su estabilidad. Estos conflictos representan una competencia entre poderes e intereses cuyas repercusiones se perciben en una amplia gama de aspectos tanto económicos, políticos como sociales. Una de estas dimensiones es la soberanía, tan variable que no se interpreta igual en el siglo XXI como en el pasado, y tan distinta entre culturas que es inherente a Occidente, pero para Oriente es diferente.
El conflicto entre la República Popular de China (China) y la República de China (Taiwán), ha sido un tema de interés global para las Relaciones Internacionales debido a su repercusión en el sistema global a nivel político y de protección.
Durante distintas etapas del conflicto, como en la segunda mitad del siglo XX, potencias como Estados Unidos y la Unión Soviética han intervenido en beneficio de una u otra faceta del conflicto, ya sea por razones políticas o económicas. Incluso en la actualidad, con la Unión Soviética fracturada, Estados Unidos continúa siendo uno de los países más importantes que se involucra activamente en confrontación, admitiendo incluso la posibilidad de intervenir militarmente en beneficio de Taiwán.
La reciente victoria de Lai Ching-te, el candidato del Partido Progresista Democrático en Taiwán, el 13 de enero de 2024, representa para muchos un reto más en la creación de un marco de diálogo y enfriamiento en las relaciones con China.
Taipei y Beijing las capitales de Taiwán y China
En contraposición, el presidente chino Xi Jinping, de la República Popular China, continúa ganando cada vez más poder mientras se incrementan las tensiones internas debido a algunas crisis económicas y políticas que podrían representar un peligro para la legitimidad política del gobierno. Esto podría estar provocando que la paciencia y el pragmatismo hacia el vecino se encuentren en sus límites más bajos.
Por lo tanto, la posibilidad de una intervención militar es muy factible y, mientras las guerras devastan cada vez más territorios, los equipos diplomáticos luchan contrarreloj para prevenir un nuevo conflicto que podría darse, debido a los participantes involucrados, no debemos olvidar a Estados Unidos, evolucionar rápidamente hacia una guerra global. El objetivo de prevenir un escenario de este tipo radica en buscar acciones disuasorias que permitan a los Estados tener más que perder si entran en conflicto.
Una de las formas más eficaces de lograrlo es mediante el estímulo económico y comercial, que surge como una oportunidad para el enriquecimiento mutuo mientras se involucran sectores esenciales, como la industria. La paz económica ha sido extensamente analizada, por lo que resulta crucial considerar su legitimidad en este escenario.
Fines y Motivaciones
Actualmente, China es un competidor evidente, si no es que vencedor, por la supremacía mundial. Después de alcanzar un crecimiento económico sin igual en años recientes, mientras occidente estaba enfrentando la severa crisis de 2008, las aspiraciones de poder del Partido Comunista se han propagado a lo largo de todo el planeta.
La antigua potencia, que por décadas pasó a ser un espacio de esparcimiento para las potencias coloniales del siglo XIX y comienzos del XX, está determinada a renacer de sus ruinas y su impacto comercial y político ya se refleja en los planes políticos de todos los líderes.
No obstante, en su intento por recuperar la gloria perdida, China se topa con un desafío que se vuelve más difícil de superar de lo previsto, Taiwán. La diminuta isla ocupada por los nacionalistas chinos después de la guerra civil no solo ha logrado eludir una invasión china durante más de medio siglo, sino que también ha conseguido transformarse en una de las principales referencias económicas y democráticas a escala global. ¿Cómo ha conseguido esto? ¿Cuál es la esencia del caso de éxito de Taiwán? ¿De qué manera una isla con la magnitud de Países Bajos y 23 millones de residentes puede despojarse del sueño de la mayor potencia global?
Si tomamos un poco de interés en el comercio internacional, descubriremos que Taiwán es un verdadero líder en este ámbito, siendo un aliado esencial de numerosos países poderosos, incluyendo la propia China. ¿Cómo pueden dos adversarios convertirse en aliados comerciales? ¿Existirá algún vínculo entre el poder industrial de Taiwán y la salvaguarda de su autonomía?

La fragmentación del territorio chino en dos entidades no sólo ha generado en su momento una dificultad para el reconocimiento del legítimo gobierno de China por parte de la comunidad internacional, sino que además agudizó el conflicto intersínico ya que desencadenó una dura competencia en el campo de las relaciones internacionales para imponer su respectiva tesis.
Nos encontramos frente a un asunto de alta complejidad que engloba múltiples campos de geopolítica y economía, que están interconectados. En la compleja realidad globalizada en la que residimos, el conflicto chino-taiwanés puede interpretarse como una mínima representación de dinámicas que resolver entre dos naciones y que, en realidad, cobran un carácter global.
En este sentido, se considera de la mayor necesidad entender como el comercio internacional moldea la geopolítica hasta el punto en el que es posible que haya que actualizar la visión del realismo tradicional que concibe a los Estados como actor puramente egoísta, cuya sociedad vive alienadas al poder. Se busca pues arrojar un poco de luz sobre esta paradoja y ver si, quizás, un simple tratado como el ECFA podría evitar un conflicto a gran escala.
El conocido Acuerdo Marco de Cooperación Económica (ECFA, por sus siglas en inglés), suscrito entre Taiwán y China continental el 9 de junio de 2018, con el objetivo de fortalecer la colaboración entre ambas partes en términos de economía, comercio e inversiones, contribuiría también a generar un entorno donde Taiwán pudiera competir de manera más equitativa con las demás economías globales, de acuerdo con el presidente de la isla en aquel entonces, Ma Ying-jeou
El Convenio, parecido a un acuerdo de comercio libre, se rubricó en la ciudad de Chongqing, en el corazón de China, por Chiang Pinkung, líder de la Fundación para los Intercambios del Estrecho (SEF, por sus siglas en inglés), en representación de Taiwán, y por Chen Yunlin, líder de la Asociación para las Relaciones a Través del Estrecho de Taiwán (ARATS, por sus siglas en inglés), en representación de China continental.
Este documental nos amplía datos del conflicto
Fuentes principales:
- Yago Campos Carrasco-Muñoz. Las relaciones entre Taiwán y China.Universidad Pontificia. Madrid, abril de 2024
- Carlos Jair Reyes Resendiz. Soberanía y conflicto en el siglo XXI: el caso de la República Popular China y Taiwán. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Noviembre, 2023