Vegetarianismo
El concepto de vegetarianismo apareció en 1847, año en el que se fundó la “British Vegetarian Society”, la primera sociedad vegetariana, y unos años más tarde se fundaron otras sociedades en países como EE.UU., Alemania y Países Bajos. Finalmente, en 1906, se fundó la Unión Vegetariana Internacional para unir a las sociedades vegetarianas de todo el mundo. Desde entonces, organiza conferencias anuales destinadas a promover el vegetarianismo.
Una dieta vegetariana se considera una dieta que excluye la carne, incluidas las aves, los mariscos o el pescado, pero, aunque el punto de partida de todo vegetariano es una dieta basada en plantas, existen muchas variaciones. La dieta comúnmente asociada al vegetarianismo es lacto-ovo-vegetariana, que incluye el consumo de huevos, leche y sus derivados. Sin embargo, el vegetarianismo engloba un conjunto heterogéneo de hábitos alimentarios que no necesariamente equivalen a excluir la carne de la dieta.
Un gran número de personas que se identifican como vegetarianas comen varios tipos de carne, por lo que este concepto se ha vuelto muy vago, incluyendo a aquellos que ocasionalmente comen carne, pero se consideran vegetarianos, así como a aquellos que no lo hacen. Todos.» Por las razones expuestas, y dada la falta de consenso sobre el concepto de vegetarianismo, se puede afirmar que la definición más acertada es la desarrollada por la Alianza Vegetariana Internacional, que entiende este estilo de vida como una dieta compuesta por alimentos de origen vegetal con o sin leche, huevos y/o miel.
Categorías vegetarianas
Beardsworth y Keil (1991), pioneros en el análisis empírico sobre el vegetarianismo, plantearon una clasificación a la que denominaron “the vegetarian scale”. En ella se contemplaban seis categorías de vegetarianismo, según el grado de flexibilidad. Así, el tipo I, siendo la categoría menos estricta, incluye a aquellas personas que, considerándose vegetarianas, consumen carne roja o de ave de manera esporádica. Por su parte, el tipo II lo constituyen aquellos que no incluyen en su dieta la carne roja ni el ave, pero sí el pescado. Son los llamados “pescaterianos”.
La tercera categoría incluye a aquellos que se describen a sí mismos como vegetarianos, que no comen carne ni pescado, pero tampoco huevos y productos lácteos. Similares a estos ejemplares se incluyen en el tipo IV, pero en este caso los huevos también quedan excluidos. El tipo V incluye a quienes, además de no comer carne, pescado o huevos, tampoco consumen productos lácteos que contengan derivados animales. Finalmente, el grupo más restrictivo es el tipo VI, caracterizado por comer únicamente alimentos de origen vegetal.
Autores como Craig (2009) distinguen cuatro categorías básicas de vegetarianismo: ovo-lacto-vegetarianos, caracterizados por no comer carne; También se excluyen los huevos; los lacto-vegetarianos, un grupo de personas que no comen carne ni productos lácteos, y finalmente los vegetarianos estrictos, que excluyen de su dieta la carne, los huevos, los productos lácteos y la miel.
Alimentos incluidos/excluidos en las dietas vegetarianas.
Posteriormente le siguió una selección elaborada por Roser (2011), que incluía una clasificación más amplia y completa. El primer grupo está formado por personas que no incluyen la carne en su dieta diaria por falta de tiempo o por motivos de salud. Pueden acabar comiendo carne porque no hay ningún motivo para eliminar este alimento de su dieta.
A diferencia del primer grupo, el segundo grupo incluye a los «comedores de carne forzados», es decir, aquellos consumidores de carne que, a pesar de que la dieta modelo se considera una dieta basada en productos de origen vegetal, no pueden lograr este objetivo, ya sea por falta de medios o por presión de terceros. Este caso suele darse en hogares familiares, donde es complicado adaptar la alimentación a las preferencias de cada uno de sus miembros.
El tercer grupo está formado por los «semiomnívoros» o «consumidores alternativos» que, según la situación, eligen cuándo seguir una dieta vegetariana específica. Estas personas suelen elegir platos vegetarianos cuando comen en restaurantes. El más conocido «flexitariano» o «semi-vegetariano» suele referirse a una persona que pasa al vegetarianismo de manera que, aunque ocasionalmente come carne, intenta eliminarla de su dieta.
De la misma manera, también se incluyen en este tercer grupo los vegetarianos que como consecuencia de una recomendación médica se ven obligados a comer carne. Por otra parte, están los “pescetarianos” y los “avitarianos”, que, pese a no consumir carnes rojas, renuncian al pescado y a las aves respectivamente.
La quinta categoría es la de «residentes de larga duración». Este tipo de personas cambia su alimentación según la “etapa” en la que se encuentre, por lo que el consumo de carne es temporal. El lacto-ovo-vegetarianismo es una categoría a menudo asociada con el vegetarianismo. Este grupo no consume carne ni pescado en su dieta.
En cuanto a los vegetarianos estrictos, además de excluir la carne y el pescado, también excluyen de su dieta otros productos animales, como la leche, los huevos, la miel o la gelatina. Un vegetariano, además de eliminar todos estos productos de su dieta, también los excluye de otros aspectos de su vida. Finalmente, Roser menciona a los «comedores crudos», personas que no comen alimentos de origen animal crudos.
Veganismo
Curiosamente, el término Veganismo se remonta a la década de 1940. El término fue introducido en 1944 por el inglés Donald Watson, quien también fundó la Vegan Society. Este hombre adoptó el ya mencionado vegetarianismo como filosofía de vida desde pequeño y, al crecer en una granja, decidió no comer nada de origen animal. El concepto de “Veganismo” surgió de la unión de los extremos de la palabra “vegetarianismo”. Sin embargo, todavía no existía una definición para dicho concepto. No fue hasta 1986, momento en el que el término “vegan” se incluyó en el Oxford Dictionary.
En cuanto al vegetarianismo, hay que decir que la dieta vegana es mucho más restrictiva porque intenta llevar al extremo los conceptos de estudios anteriores. Tanto es así que algunas personas la llaman «comida vegetariana estricta». Sin embargo, esta conexión conceptual no es del todo correcta, ya que, a diferencia de una dieta vegetariana estricta, el Veganismo no es sólo una elección dietética, sino también una orientación ética y un estilo de vida.
La Real Academia de España define el Veganismo como «una actitud que rechaza los alimentos o productos de consumo de origen animal». Por tanto, el Veganismo no es sólo una dieta, sino una forma de vida. Además de renunciar a cualquier tipo de alimento animal (carne, pescado, huevos, leche, gelatina o miel, etc.), un vegetariano va un paso más allá al no utilizar ningún producto animal, es decir, evitar los productos animales en todo el espectro de consumidores.
Por ejemplo, esta idea se aplica a prendas o decoración que excluyen el cuero, la lana, el pelo o la seda; Esto también es aplicable a los cosméticos o a cualquier tipo de pruebas de drogas en animales. El objetivo de estas acciones es claro: evitar la explotación animal en todos los ámbitos.
La Vegan Society (2015), que creó el Veganismo tal como lo conocemos hoy, lo define en su sitio web como una filosofía y un estilo de vida que intenta excluir todas las formas de crueldad y aprovechamiento, siempre que sea posible, de animales para la alimentación, su uso para vestimenta o por otros motivos, promoviendo así el desarrollo y uso de alternativas a los productos animales en beneficio de las personas, los animales y el medio ambiente.
Asimismo, Daniel Watson (1952), impulsor de esta sociedad, pese a no formular una definición formal sobre este concepto, hizo una referencia al mismo en un congreso en el que manifestó que “los veganos defienden la idea de que si queremos ser verdaderos libertadores de los animales entonces debemos renunciar absolutamente a nuestra tradicional y egoísta actitud de creer que tenemos derecho a utilizarles para nuestras necesidades. Debemos satisfacer nuestras necesidades mediante formas que no impliquen usar a otros animales”.
Categorías veganas
Según Larsson (2003), el Veganismo se puede dividir en tres categorías: conformistas, organizadores e individualistas. Los veganos dóciles o conformistas, a menudo, socializan con otros vegetarianos en grupos para compartir actitudes y comportamientos, siguen al grupo e imitan su comportamiento. Este tipo de veganos realmente no creen en seguir este estilo de vida y suelen abandonarlo.
A diferencia de estos, los veganos organizados son un colectivo de personas convencidas y ancladas en la ideología vegana. Se les asocia con la ética animal y con valores como la igualdad y la solidaridad. Consideran que los animales, al igual que las personas, son sujetos titulares de derechos, y, consecuentemente, condenan la explotación animal. Se trata de activistas que buscan la atención pública, divulgadores de todo tipo de información relacionada con el Veganismo, por lo que es común su participación en campañas en contra de empresas cárnicas como McDonald’s o Burger King.
Por último, los veganos individualistas, al igual que los organizados, están fuertemente convencidos de la decisión de seguir un estilo de vida vegano, no obstante, no tienen la necesidad de asociarse a otros veganos. Respetan a los omnívoros y esperan ese mismo respeto en el sentido inverso, por lo que no tratan de convencerles sobre los beneficios que proporciona el Veganismo.
Qué hace diferente un vegetariano de un vegano
El Vegetarianismo y el Veganismo se perciben en la literatura como una sola imagen, más que como ideas de un omnívoro o un carnívoro. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un aumento significativo en el número de expertos que optan por estudiar estas dos tendencias por separado.
Si bien es cierto que tanto unos como otros apoyan la protección animal y condenan su explotación, mientras los vegetarianos únicamente materializan su rechazo hacia los productos de origen animal en el campo de la alimentación, las personas que llevan un estilo de vida vegano, aplican ese rechazo a todos los ámbitos de su vida.
Así, se considera que la principal diferencia radica en que los vegetarianos rechazan el “ejercicio de violencia directa hacia los animales”, mientras que el Veganismo se opone al “derecho de los humanos a utilizar los animales de cualquier manera”.
En general, está claro que el Veganismo es el aspecto más radical del vegetarianismo, se opone firmemente a la explotación animal e incluso cuestiona éticamente el hecho de que se alimente a las mascotas con productos animales. Asimismo, a los veganos éticos no les gusta la carne más que a los vegetarianos.
En resumen, los veganos y los vegetarianos eligen no comer carne. Sin embargo, el Veganismo es más estricto y también prohíbe los productos lácteos, los huevos, la miel y cualquier otro artículo que derive de productos de origen animal, como el cuero y la seda. Tanto el Veganismo como el Vegetarianismo están creciendo en popularidad. Sin embargo, es posible que encontremos estas dietas un poco confusas, sobre todo porque hay muchas variantes del vegetarianismo.
En torno a las dietas
Las dietas veganas y vegetarianas cada vez tienen más adeptos, debido a diversas razones, siendo una de las principales por motivos de salud. Existen dudas sobre si las propiedades saludables que se le atribuyen a este tipo de alimentación se deben a la exclusión de los productos de origen animal, o simplemente al mayor consumo de frutas, verduras y hortalizas y a la exclusión de las carnes procesadas de la dieta.
Es destacable también que los individuos vegetarianos suelen preocuparse más por su estado de salud, traducido en menor tabaquismo y alcoholismo y mayor ejercicio físico, por lo que se produce un sesgo de selección “usuario saludable”, que dificulta la atribución de la mejora en el estado de salud de estas personas a la dieta.
Además, se debe considerar la calidad de la dieta de manera individualizada, ya que estas deberán estar basadas en verduras, frutas y hortalizas, y no en productos procesados destinados a vegetarianos que se comercializan, con cantidades importantes de azúcar y aceites vegetales refinados. También son muchos los que deciden seguir esta dieta por razones éticas animalistas, o a causa del impacto ambiental que supone el consumo de productos de origen animal.
En Estados Unidos cerca del 4% de la población se declara vegana y un 5% vegetariana. El porcentaje se eleva hasta el 11%, si se tiene en cuenta a quienes han optado por rebajar la toma de carne sin llegar a suprimirla completamente de su dieta.
Estas dietas suelen ser etiquetadas como dietas equilibradas y saludables, ya que están basadas en frutas y verduras, granos enteros, legumbres y frutos secos, pero este tema genera controversia en el mundo de la nutrición por las posibles deficiencias en determinados nutrientes que se pueden producir. En una gran cohorte de población australiana mayores de 45 años, encontraron que no existe un efecto protector independiente asociado a las dietas vegetarianas con respecto a dietas no vegetarianas sobre la tasa de mortalidad total.
Los vegetarianos poseen una peor salud en general y una peor calidad de vida, una tasa de incidencia de cáncer significativamente más alta que en sujetos con otros hábitos alimenticios, y una mayor necesidad de tratamiento médico que los que siguen otro tipo de dieta. También se ha observado que las dietas vegetarianas se relacionan con una menor ingesta energética y un mayor porcentaje energético obtenido de los hidratos de carbono. El índice de masa corporal parece ser menor en los vegetarianos, sobre todo en veganos, que en omnívoros.
En la actualidad, los restaurantes y los supermercados cuentan cada vez con mayor número de opciones vegetarianas y veganas, y en los supermercados se pueden encontrar una gran variedad de productos procesados dirigidos a vegetarianos, como análogos de carne, leches no lácteas o platos vegetarianos que remplazan la carne. La disponibilidad de este tipo de productos, incluyendo los fortificados en nutrientes supone un impacto en la ingesta de nutrientes de los vegetarianos, especialmente en aquellos sensibles a consumirse en menor medida, como el calcio, el hierro, el zinc, la vitamina B12, la vitamina D, la riboflavina y ácidos grasos omega.
Menú semanal Vegano
Menú semanal Vegetariano
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Fuente principal:
María Magdalena Bennasser Verger, Veganismo y vegetarianismo en España: motivaciones e impacto en la industria. Comillas, Universidad Pontificia, Madrid 2019